Leyenda bonaerense

Enviada por la seño Noralí y sus chicos de 4º (Provincia de Buenos Aires) :

Los querandíes ya estaban realmente cansados. El suelo estaba seco y cada dos por tres aparecían unas epidemias espantosas.
Lo que sucedía era que Gualichu, el espíritu del Mal, se la había agarrado con ellos. Es que Gualichu era de ese tipo de espíritus que cuando estaba aburrido, en lugar de aprender a hornear pan casero o dibujar con crayón, se ponía a pensar cuál era la forma más macabra de molestar a los mortales. Les enviaba pestes y plagas varias, mataba a los animales de la zona y secaba los árboles, mandaba inundaciones, subía los impuestos y se robaba algunos terneros para hacerse un asadito.
La situación era insostenible. Los querandíes cada vez trabajaban más y cada vez obtenían menos de su trabajo. Además la población iba desapareciendo poco a poco. La Pampa Húmeda ya no era lo que solía ser. El pasto era amarillento, los árboles no crecían fuertes, los querandíes se peleaban entre ellos para quedarse con el alimento y se robaban unos a otros las naranjas.
Hasta que uno de ellos convocó una reunión en el lugar donde hasta hacía algunas lunas solía juntarse la comunidad. En ese momento, los cielos se abrieron y se asomó el Espíritu del Bien, quien se ofreció a ayudarlos. Los querandíes le comentaron la situación detalladamente.
—Yo me encargo, muchachos, les dijo.
A partir de ese momento, y durante muchas lunas, el Espíritu del Bien se dedicó a perseguir a Gualichu por el cielo. Tanto revuelo causaban, que la noche llegaba antes de tiempo, amanecía a las dos de la madrugada, nevaba en diciembre y granizaba en febrero. Era un verdadero show de luces, sonido y efectos especiales.
Gualichu era un excelente atleta, así que, a pesar de los esfuerzos, atraparlo se hacía cada vez más complicado. Hasta que el Espíritu del Bien, tomó una por una tres a las Tres Marías, tres estrellitas que estaban en filita observando el espectáculo. Las ató con un pelo de su barba y las arrojó a los pies de Gualichu, quien cayó al suelo al grito de “me rindo, me rindo”.
Fue allí cuando aparecieron las primeras boleadoras, también conocidas como “las Tres Marías” y que los gauchos de la Pampa siguen utilizando en la actualidad, para atrapar a los equinos rebeldes.
(Versión de Lucía Alfonso)

3 comentarios:

KC dijo...

Qué bueno!!!!!!
Cómo vamos creciendo!
Me parece genial el avance!
¿Qué dicen los chicos?
Muestren fotos trabajando, graben sus opiniones, estamos ansiosos de saber cómo viven la experiencia! jiji

Pablo Bongiovanni dijo...

Felicitaciones por los logros! Les cuento que en El Congreso Internacional de Educación en la UCSF el Proyectics fue protagonista como ejemplo de producción! Saludos!!

acá está el link directo al slide que mostramos... Un abrazo!

Anónimo dijo...

Muchas Gracias!!! Mi hija está muy feliz por la leyenda que publicaron y que salvó su trabajo práctico para la escuela. Marcela ;)